La ceremonia

Generalmente son niños de entre ocho y nueve años quienes celebran su primera comunión, aunque es lícito que se reciba a cualquier edad, siempre y cuando quien lo vaya a recibir tenga la preparación pertinente para comprender el significado de este sacramento. Para poder recibir la primera comunión es necesario realizar previamente unos cursos de catequesis donde se enseñan los conocimientos básicos de la ceremonia y se introduce a los niños en la fe cristiana. Cuando ya se les considera suficientemente preparados (entre 1 y 2 años de preparación), tiene lugar la ceremonia.

La ceremonia religiosa de la Primera Comunión es un acto solemne y muy importante para los cristianos, que se diferencia de una misa común y corriente en que está dedicada especial y exclusivamente, para l@s niñ@s que recibirán a Jesucristo por primera vez.

Los niños deben llegar con suficiente tiempo de antelación para poder situarse en su sitio y prepararse para ese día en el que serán los absolutos protagonistas, sobre todo si se encargan de realizar alguna lectura. El sacerdote sale del atrio de la Iglesia y pronuncia unas palabras de bienvenida para l@s niñ@s, como símbolo de acogida que todos los miembros de la Iglesia, representado por los amigos y parientes, les dan a los jóvenes.


Las lecturas

En la misa de una Primera Comunión, generalmente se eligen pasajes que hacen alusión a la Eucaristía: el maná en el desierto, las primeras reuniones de los apóstoles, la alegoría de la vid o aquellos capítulos de la Biblia en los que Jesús habla específicamente de la Eucaristía. Algunos sacerdotes también ofrecen la posibilidad de seleccionar cualquier otro pasaje de acuerdo a las realidades por las que esté pasando el niño o su familia en ese momento.

La Homilía

En la misa de una Primera Comunión, la homilía está totalmente dirigida a l@s niñ@s y a sus familias. El sacerdote explica el contenido de las lecturas y el significado del sacramento que quienes están a punto de recibir por primera vez la comunión. Teniendo en cuenta su corta edad, se suele usar un lenguaje accesible, hablándoles de sus realidades como hijos, hermanos, amigos y estudiantes.

La oración de los fieles

En este momento los invitados se ponen de pie para pedir juntos y en voz alta por la fidelidad y santidad de los niños que harán su Primera Comunión. También se puede pedir por cosas que le interesan a toda la Iglesia: el Papa, los enfermos y los pobres... o aprovechar este momento para pedir la salud de los abuelos, el descanso eterno de los difuntos en la familia, la unión y fidelidad de sus padres, la armonía en la convivencia de los hermanos o cualquier virtud necesaria en la familia o en algún miembro en particular. Estas peticiones particulares deberán ser redactadas con anterioridad por el niño y sus padres.
Foto: DeviantART, por  UsagiAFN

El Credo

Todos los asistentes pronuncian, de pie y en voz alta, la oración del Credo, en la que se encuentran resumidas todas las verdades de la fe católica. El niño que hace la Primera comunión confirma su fe delante de todos los presentes. Al decir la palabra «Creo», declara que se olvida de todos los prejuicios humanos para dejarse caer con confianza en las manos de Dios.

El ofertorio

En esta parte de la Misa, los niños que harán la primera Comunión lleva las ofrendas, el pan y el vino al altar. El sacerdote se las presenta a Dios, ofreciéndoselas para que se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Es precisamente ese momento de la consagración, en el que se transforma el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, el momento más solemne de toda la misa.

La comunión

Es el momento culminante de la ceremonia, en el que por fin el niño recibirá a Jesucristo. El sacerdote se acerca a cada niño y pronuncia las palabras «El Cuerpo y la Sangre de Cristo», a lo que los niños responden «Amén», demostrando su fe en el sacramento y recibe en su lengua la hostia consagrada. Después de la comunión se guarda el silencio sagrado, en el cual el niño entra en una conversación íntima con Jesucristo. Esta oración siempre debe terminar con un propósito concreto de mejora de vida.

La bendición final

La ceremonia finaliza con la Bendición, que con ocasión de la Primera Comunión, se realiza de una manera más solemne que de costumbre. En ella el sacerdote pedirá a Dios que bendiga especialmente a los niños y a su familia, para que les conceda lo necesarios para vivir plenamente su fidelidad como hijos de Dios y miembros de la Iglesia.